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TRABAJOS

TRABAJO 1
 

 

 
Retrato marciano     

 

Habitantes de Marte:

Les voy a contar sobre la experiencia de mi viaje. Aterricé en un lugar en el que nunca había estado. Estoy segura de que no es Marte, este planeta es muy diferente. El cielo aquí es celeste, aunque a medida que pasa el día se va oscureciendo hasta volverse azul, y después de unas horas vuelve a ser más claro. Los habitantes de acá también son distintos. Su piel no es verdosa como la nuestra, la de ellos en general es rosada o de un color más oscuro, hasta llega a ser de un marrón claro.  Tienen dos brazos y dos piernas, en eso nos parecemos. También tienen dos ojos, pero lo que me parece extraño es que en el medio de ellos tienen un punto negro.

     Cuando llegué empecé a caminar, investigando más. En esta parte del planeta casi no hay vida silvestre, es todo muy artificial y lleno de ruido. Pasé por muchos edificios diferentes y uno me llamó la atención. Observé un vehículo blanco con luces en el techo dirigirse al edificio rápidamente. Se detuvo en una entrada, y de él salieron tres personas vestidas de blanco cargando lo que parecía una pequeña cama con ruedas. Entraron muy apurados, y me pregunté por qué. Decidí entrar al lugar, solo por curiosidad. Por dentro, era todo blanco. Vi una especie de escritorio, con personas atrás, atendiendo teléfonos y dando indicaciones. Había gente caminando por todos los pasillos, la mayoría de ellos estaban vestidos igual, con uniformes blancos. También había algunos que se encontraban sentados en sillas, esperando algo. Casi nadie hablaba, los únicos sonidos que se escuchaban venían de diferentes habitaciones. Caminé por un pasillo, a los costados de este solo había puertas, de ellas provenía el ruido. Pensé que estaban construyendo armas, o que tal vez estaban haciendo investigaciones y experimentos. Abrí una puerta y me encontré con una persona, era más pequeña que las demás, era más joven. Estaba recostado en lo que parecía una cama, conectado por una especie de tubos a una máquina. No se veía saludable, se veía débil y tenía los ojos cerrados. No entendí por qué un pequeño humano estaba en esas condiciones. Supongo que estaban experimentando con él, aunque no estoy segura, tal vez estaban ayudándolo. Salí de la habitación y me fui de ese lugar rápidamente.           Ahora estoy escribiéndoles sobre lo que vi, y esperando que ustedes vengan a buscarme

Vida solitaria

Todos los días es igual, y no logro recordar cómo o cuándo comenzó esto. Despierto en el mismo inmenso lugar de siempre, lleno de corredores estrechos con murallas altas que confunden y no llegan a ningún lado. No le encuentro sentido a mi vida, no tengo a nadie con quien compartir mi situación, nadie con quien hablar. Paso mi tiempo por las noches contando las estrellas, si es que hay. De día, cuando el cielo está nublado, busco formas en las nubes. Solamente deseo la compañía de algo o alguien, ya que vivir solo se me ha vuelto horrible e insoportable.

 

Desconozco mi pasado y tampoco sé por qué he llegado aquí. Tal vez sea mi destino, aunque no comprendo por qué tiene que ser así. No entiendo qué hice para merecer este encierro. Quizás antes de que yo llegara a este lugar, era un ser feliz y ahora no lo puedo recordar. O por ahí era un ser malvado y este es mi castigo.

Por un tiempo, pensé que mi suerte había cambiado. La primera vez que ellos llegaron, creí que era una oportunidad para que todo fuera diferente. Los jóvenes, que no tienen cuernos y su cuerpo es distinto al mío, llegan cada tanto. Al principio, supuse que también estaban castigados y venían a cumplir su sentencia. Estaba emocionado por tener a otros seres conmigo, aunque suene egoísta. Pero ellos huían de mí, me veían como una amenaza; quizás porque yo soy diferente a ellos físicamente, tal vez si supieran que puedo tener sentimientos como ellos me aceptarían.

 

Nunca he logrado acercarme a nadie, porque ellos ingresaban corriendo por los corredores y se terminaban perdiendo. Yo nunca les haría daño, pero no creo que alguna vez pueda tener contacto con alguno. He intentado escapar, yo sé que tiene que haber alguna salida en algún lado, pero nunca llegué a una escapatoria.

Ya me resigné, aunque en el fondo todavía tengo la esperanza de que las cosas cambien para mí. Quiero ver más allá de estas murallas, descubrir qué hay, conocer seres que no me tengan miedo; en fin, ser libre.

 
Trabajo 2

 

Mi propio viaje al centro de la Tierra

Estaba en mi día libre y decidí buscar en mi biblioteca algún libro para leer. En general, trabajo casi todos los días en un laboratorio, investigando, así que es bueno tener un tiempo para relajarme. Repasé los títulos rápidamente, la mayoría ya los había leído o no me interesaban. Encontré un clásico de Julio Verne, se llamaba Viaje al centro de la Tierra. Me llamó la atención la historia, además me pareció interesante que en aquella época el escritor haya tenido esa idea. Tomé el libro y me acomodé en el sillón de mi estudio.

Al principio me resultó un poco monótono. A medida que avanzaba en la lectura, me metía más en la historia. Verne introdujo un montón de datos, se nota que había realizado una investigación antes de escribir. Aquellos datos me dieron curiosidad. Actualmente ¿hay alguna teoría que contradiga lo que él escribió? ¿Hay alguna que diga que el calor dentro del globo, asciende hasta valores altísimos? Claro que el libro contenía mucha ciencia ficción, pero ¿por qué no podrían ser verdad algunos hechos? Me dije a mi mismo que haría mi propia investigación al terminar de leer.

El relato me atrapó, y me quedé todo el día leyendo. Sin darme cuenta, ya lo había terminado. Era de noche y ya había pasado la hora de la cena, pero yo no había comido. Me fui a dormir con la vista fatigada.

Al día siguiente me desperté inspirado, con energía. Investigué por  Internet todo lo relacionado con el tema. Después del mediodía llegó Matías, mi ayudante. Había encontrado información que podría servirnos. Decidí comentarle mi idea.

 

-El viaje al centro de la Tierra me inspiró a que nosotros mismos realicemos esa expedición- Matías me miró incrédulo-. Antes de que te opongas, tienes que escuchar mis argumentos.

 

-Está bien, te voy a escuchar –me contestó-, pero desde ya te digo que me parece un delirio.

 

-¿Qué tal si Axel y el profesor Lidenbrock existieron? ¿Y si Ame Saknussemm también? Seguramente no sabés a qué me refiero. Investigué sobre Julio Verne, el escritor, y encontré que él tenía muchos colegas y amigos exploradores. Mi teoría es que dos de sus amigos realizaron la expedición y luego le contaron su historia para que él pudiera escribirla-. Matías todavía no parecía convencido- Claro que Verne seguramente agregó más elementos a la historia y les cambió los nombres a los personajes. Yo pienso que realizaron la travesía para luego ser reconocidos, pero cuando volvieron nadie les creyó. Todo este pensamiento está basado en que Saknussemm, el primero que llegó al centro del globo, existió realmente, pero su hazaña no fue reconocida. Encontré varios de sus escritos que pueden probarlo.

 

-Suponiendo que los hechos son reales ¿cómo realizaríamos nosotros mismos ese viaje? – me preguntó-. Sinceramente, no creo que tengamos posibilidades.

 

-Si en aquella época lo lograron, ¿por qué nosotros no?-lo miré entusiasmado-. Actualmente tenemos más herramientas, más recursos, hay tecnología. Tenemos más cosas que ellos, lo que significa que tenemos más probabilidades de realizar la expedición con éxito.

 

-¿Pero, cómo, realmente, lo llevaríamos a cabo?- exclamó él, aun intentando rechazar mi idea-. Quiero decir, se necesita de una gran maquinaria para realizar un gran hoyo en la superficie de la Tierra.

 

-Lo llevaremos a cabo exactamente como sucedió en el libro. Nada más que  llegaremos más rápido a Islandia, podemos ir en avión, desde Argentina hasta allá deben ser solo horas, no más que un día- contesté enérgicamente-. Ellos ingresaron mediante el volcán Sneffels, sin necesidad de hacer un hoyo, entrando en un cráter.

 

-¡¿Ingresar en un volcán?! Eso es peligroso, incluso aunque esté en inactividad. Además, mientras más profundo se está, más calor hay. No sobreviviríamos, la presión sería demasiado para nosotros.

 

-Vamos, Matías, solo tienes que ser abierto de mente. Los amigos de Verne lo lograron- insistí-. ¿Te imaginas el reconocimiento que obtendríamos por lograr esa travesía? Y podríamos llevar cámaras con nosotros para probarlo. Nuestro viaje quedaría en la historia.

 

Noté un cambio en su expresión, interpreté que él estaba empezando a reconsiderarlo.

 

-Bueno, debo admitir que eso suena tentador. Me refiero al reconocimiento que lograríamos -dijo en tono soñador-. Y, si es posible realmente llevarlo a cabo, probablemente en el centro del globo encontraríamos material muy interesante y podríamos descubrir más cosas. Tal vez tengas razón, pero voy a realizar mi propia investigación.

 

Ya casi podía sentir el éxito. Aún quedaban un montón de cosas que preparar pero, ahora que contaba con el apoyo de mi ayudante, estaba más decidido que nunca. Con solo imaginar recorrer el interior del planeta, me recorrían escalofríos y a la vez emoción ¿quién sabe qué podría ocurrir? ¿Encontraríamos lo mismo que dice en el libro, o descubriríamos más cosas? ¿Seríamos capaces de lograrlo? Eso solo lo iba a saber después de realizar el viaje, mientras tanto, me aferraba a la idea  de llegar al centro de nuestro planeta.

 

 

Trabajo 3

 

Trabajo 4

 

Historia de vida

 

Desde la preceptoría

 

Sandra, la preceptora que todos conocemos, empezó a trabajar en 1997 como suplente en el Juan B. Justo.  La rectora le dio la idea de quedarse como titular y ella aceptó, ya que le había gustado trabajar con chicos de la edad de secundaria.

Le gusta que en el colegio haya una relación como de familia y que todos se conozcan.  Sandra siente el cariño de los chicos y le parece muy lindo.

 

¿Cómo cambió la escuela?

"La escuela va siempre tratando de ser la mejor de Buenos Aires y vamos en eso, yo veo que los chicos son cada día más buenos.  Aunque ahora tenemos más problemas con Facebook que antes no teníamos.

Los chicos son más cariñosos, estudiosos y buenas personas. En el colegio vamos formando el perfil del alumno como uno  responsable, autónomo y solidario." Dijo Sandra.

 

 

Un día en la preceptoría

Primero se controla que se ice la bandera y después se dirige al aula correspondiente a tomar lista. Sandra afirma que es una responsabilidad muy grande saber quién está presente y quien ausente

Otra tarea de las preceptoras es intentar solucionar problemas que puedan surgir entre los alumnos.

 

Fuera del colegio

Actualmente está en un proyecto de una  obra de teatro donde hace la escenografía y con el poco tiempo que le queda hace los trajes para las murgas. Una actividad que le gusta hacer es andar en rollers. Le gustan los animales, las plantas y le dedica bastante tiempo a la jardinería.

 

Falsa amenaza de bomba

En una oportunidad hubo una falsa amenaza de bomba y se evacuaron a todos los chicos. Como el aula de 5to estaba con la puerta cerrada las preceptoras pensaron que los alumnos ya se habían ido.  Después todos los cursos, menos 5to, salieron al callejón.  Más tarde llega la brigada con los perros, y cuando abren la puerta de 5to ven a los chicos en evaluación.

 

En pocas palabras

Sandra es una gran persona, siempre está ahí  para tus problemas, es muy carismática. Además de ser preceptora, tiene tiempo para sus hijos y para dedicarse a la escenografía. Todos sabemos que Sandra es confiable y que nos va a apoyar si la necesitamos, y por eso es muy querida entre los alumnos. Ella establece un vínculo cercano con los chicos. Su trabajo es igual de importante que el de todos los docentes, ya que ambos son imprescindibles para el colegio.

 

La imagen en el espejo

 

El señor Hawthorne era una persona extraña. No le gustaba comunicarse con la gente, prefería encerrarse en sus pensamientos, en su propio mundo. No saludaba a sus vecinos, a veces no contestaba cuando le hablaban. Trabajaba en una oficina, no era un trabajo que le gustaba, lo hacía para ganar dinero. Solo había una persona que realmente le agradaba, su esposa Anna.  Además, él tenía un secreto, que no había compartido con nadie, ni siquiera con Anna. Cuando su esposa se levantaba a hacer el desayuno y él se quedaba solo en el cuarto, se dirigía al espejo. Pero el reflejo no era simple y común, sino que allí aparecía el consejero que lo ayudaba todos los días. Curiosamente, su consejero era él mismo. No recordaba exactamente cuando su reflejo había cobrado vida, pero sabía que todo había sido más fácil desde ese momento. Todos los días su imagen en el espejo tiene algo que decirle.

Una mañana, le aconsejó que le comprara flores a su esposa, ya él lo hizo. También le había aconsejado que se comunicara con otras que se habían peleado; otro día le dijo que se comprara un perro, y personas, y Hawthorne, no muy convencido, lo intentó. Poco a poco, su vida iba cambiando, ya que él cuidaba más de su imagen, valoraba más a su esposa, redecoraba su casa, salía a caminar con su mascota y tenía nuevos amigos.

Un día, por primera vez él dudó del consejo de su reflejo, que le había dicho que renunciara a su empleo para buscar otro. El señor Hawthorne no era feliz con su trabajo, pero no estaba seguro de poder conseguir otro, y no podía arriesgarse porque necesitaba el dinero para mantener su hogar. Entonces no renunció. Al día siguiente, el espejo le daba el mismo consejo, y así fue por más de una semana, hasta que el señor Hawthorne le hizo caso.

Anna había notado todos los cambios, y no se sorprendió cuando él le comentó que había dejado su trabajo. Ella sabía su secreto, desde un día que había regresado a la habitación a buscar algo y vio a su esposo hablándose a si mismo. Al principio se preocupó, pero después se tranquilizó ya que los cambios que se producían eran positivos

El señor Hawthorne  comenzó a buscar trabajo pero no tuvo suerte. Su vida en ese momento no estaba mejorando, al contrario, y él se encontraba deprimido. Los consejos del espejo no parecían servir. Anna cada mañana se escondía detrás de la puerta para escuchar a su esposo, pero no intervenía.

Una mañana la imagen del espejo dio un consejo muy extraño: le dijo que se suicidara. Más tarde, Anna, muy preocupada, le comentó que sabía su secreto y que no hiciera caso. Todos los días el reflejo decía lo mismo. Un día, el señor Hawthorne se cansó, tomó el espejo y lo dejó en la calle. Al día siguiente apareció en su habitación. Intentó varias veces, con ayuda de Anna, deshacerse de él y no lo logró. Una mañana, mientras su esposa preparaba el desayuno, se le ocurrió una idea. No hizo caso del consejo de su reflejo, que otra vez le decía que se suicidara, cerró el puño y con toda su fuerza le pegó al espejo. Éste se quebró en pedazos, y la imagen que había en él desapareció. El señor Hawthorne solo sintió un poco de dolor. Un momento después, Anna entró en la habitación y no se encontró con su esposo, lo único que vio fue el espejo destrozado.

 

 

Trabajo 5

 

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